Liédena
es una de las atractivas localidades de la Baja Montaña, conocida por muchos
porque cuenta con parajes de inmenso valor ecológico. En su término municipal
confluyen hasta tres ZEC-Zonas de Especial Protección- y una Reserva Natural adscritas
a la red Natura 2000: el río Irati, el río Aragón, la Sierra de Leyre y la Foz
de Lumbier. Su inmejorable situación, a pocos kilómetros del embalse de
Yesa y de la monumental ciudad de Sangüesa, en pleno Camino de
Santiago, a muy escasa distancia del Monasterio de Leyre y del Castillo de
Javier, la convierten en una localidad de inmensas oportunidades turísticas.
Que se ven reforzadas por su accesibilidad -atravesada por una carretera
general y con dos salidas/entradas en la autovía del Pirineo- y, sobre todo, con
valores culturales y estéticos interesantísimos,
entre los que sin duda destacan el BIC de la Villa Romana y el casco antiguo de
la localidad, recientemente declarado por el Gobierno de Navarra como Área de
Rehabilitación Preferente.
A
pesar de ello, nos cuenta su Alcalde, sufre una delicada situación social a la
que “es preciso poner freno ya con soluciones imaginativas. En Liédena, como
en el resto de la comarca, empiezan a
ser preocupantes los datos sobre envejecimiento, las personas mayores de 80
años o la pérdida de población joven.”
Ricardo
Murillo, añade: “no hay una única solución, pero está claro que, en esta
zona, hay que procurar que la gente se quede o venga a vivir dotando a los
pueblos de atractivo, de actividad, de vida”. De esto sabe mucho, el inquieto
edil de Liédena, que moviliza a sus vecinos y vecinas con propuestas e
iniciativas variopintas, para todos los gustos, intereses y edades, repartidas
a lo largo de todo el año. Sin embargo, al hacer balance del 2020, Ricardo
Murillo se muestra preocupado y nos cuenta: “Tenemos un reto importante para
2021, que se ha mostrado con imperiosa urgencia tras este verano atípico:
necesitamos dotar con urgencia a nuestro pueblo de piscinas municipales”.
A
diferencia de otras localidades del entorno, en Liédena -hasta ahora- no había
hecho falta una instalación deportiva municipal porque el Ayuntamiento tenía un
acuerdo con el Complejo Latorre por el que los vecinos y vecinas disfrutaban de
estas instalaciones. “Pero llegó el COVID y la empresa decidió no abrir las
piscinas. Esto ha supuesto una verdadera convulsión en la localidad. Y, lo peor
de todo, es que desde Latorre comunican al Ayuntamiento que el cierre no es
solo por esta temporada, su intención es no volver a abrir las instalaciones”.
A
partir de aquí, el Ayuntamiento no ha parado. La solución más económica, fiable
y sostenible es llegar a un acuerdo con los propietarios de las actuales
instalaciones para que las vendan al Ayuntamiento. Se ha hecho un estudio
económico y se ha avanzado, hasta cerrar un trato, en las conversaciones con
los dueños de las instalaciones. El Alcalde nos comenta: “siendo la mejor
opción, la inversión necesaria para la compra es muy importante, supone el
presupuesto de todo un año para la localidad. Es decir, si el Ayuntamiento
compra las actuales instalaciones deportivas no podría hacer nada más durante
todo un año, ni siquiera acometer las obras mínimamente exigibles por la
legislación vigente para abrir las piscinas el próximo verano.”
Por
esto, el Alcalde ha pedido ayuda al Parlamento de Navarra, se entrevistó con su
Presidente, Unai Hualde; ha enviado la demanda liedenesa a todos los portavoces
de los grupos parlamentarios y espera, que, gracias a su mediación los
Presupuestos de Navarra para 2021 incluyan una partida específica que, concluye
Ricardo Murillo, “permita a Liédena no solo contar con piscinas municipales
el verano próximo, sino, también garantizar a los vecinos y vecinas de la
localidad las mismas oportunidades que tienen las personas que viven en otros
pueblos de la comarca o en poblaciones similares de toda Navarra.”