A veces olvidamos el valor de las cosas
sencillas y cotidianas, aquellas que forman parte de nuestro día a día. Así,
damos por sentado el acceso a una alimentación asequible y variada, sin
cuestionarnos su origen, valor nutricional, impacto en el entorno o el esfuerzo
y coste que implica su producción.
Estos últimos años nos han recordado la
importancia esencial de muchas profesiones en el mantenimiento de nuestra
calidad de vida, empezando por las del sector primario, profesionales gracias a
quienes comemos todos los días y, sin embargo, no suficientemente reconocidos
por el esfuerzo y dedicación para proveernos de alimentos ricos y saludables.