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sábado, 6 de octubre de 2018

En recuerdo de Luis Mari Burguete ante los XVI Medievales de Aibar-Oibar

Nada más estrenar octubre nos dejó Luis Marí Burguete. 

Hoy, en vísperas de la 16º edición de "los Medievales" me gustaría rendirle mi particular homenaje recordando como se parieron aquellas "I Jornadas Medievales y de Oficios de Antaño" de Aibar-Oibar celebradas entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre de 2002.

Entrada la primavera de 2002, el entonces jefe de Proyectos de Cederna Garalur, Javier Velazquez,  me da trasladó (en mi recién estrenado cargo de Agente de Desarrollo de la Comarca)  un estudio denominado Patrimonio Rural en la Montaña de Navarra. Acciones de Valorización y Animación. Arquitectura Tradicional de Aibar y Uharte Arakil realizado por Ricardo Pascual Ustárroz y Dámaso Munárriz Guezala para la Asociación Cederna Garalur. Me pidió que lo entregara al Alcalde de Aibar  "a ver si se nos ocurría algo que hacer". 

Luis Mari recogió el documento y me prometió que lo leería. Amante como era de todo lo que tuviera que ver con su pueblo y el patrimonio de Aibar lo hizo con curiosidad. Así, unas semanas más tarde, empezamos a darle vuelta a eso de la "valorización" y la "animación". Le parecía muy interesante organizar una Charla con Munárriz y Pascual para que nos contaran los resultados de su estudio pero no estaba demasiado convencido de que aquellas cosas de la animación funcionaran en Aibar o que los turistas fueran a venir a ver el casco viejo del pueblo... Aun así, con ese elegante gesto de "laisser faire" tan suyo, decidió que lo tenía que compartir con todo el Ayuntamiento... empezamos a hablar del tema con el resto de los concejales y, lejos de lo que el pensaba, se entusiasmaron con la idea... muchas tardes de reuniones en la Sala del Ayuntamiento que terminaban alrededor del mostrador del Bar del Frontón compartiendo ideas y propuestas con Martín. Victorino Ibero y Cristina Iso lo terminaron de convencer... "si o si tenemos que hacer algo"... 

A partir de ahí, los debates se concentraron en qué íbamos a hacer, cuando, para quien... todos de acuerdo en que tenía que ser "algo" interesante para la gente del pueblo pero que sirviera para atraer visitantes a la localidad y que tuviera que ver con Aibar, con sus calles, con sus tradiciones... 

En esos momentos, una de nuestras "peleas" se centró en la fecha. Victorino, con su experiencia de participar en Ferias y Mercados nos decía que había que hacerlo en otoño... mirando y mirando fechas, alguien sugirió "¿y en el Puente de Todos los Santos?" Mucha gente venía en esas fechas a  Navarra para disfrutar de los hayedos otoñales y la propuesta que estaba naciendo podía ser un buen complemento para estos turistas; la gente de Aibar se quedaba en ese Puente y los que vivían fuera regresaban a la Villa en esos días... 
Y aunque Luis Mari nos interrogaba socarronamente "pero ¿y si hace frío?" , nos dejaba hacer. 
También por entonces, Jesús Garde, en su papel de Secretario municipal, quería enfriar el entusiasmo de los más apasionados recordando ... "no tenemos nada previsto en los presupuestos"... "cómo se va a pagar esto"... "igual si conseguimos alguna ayuda"...Finalmente, el Alcalde, concedió "lo haremos si conseguimos financiación". Y aprovechamos las convocatorias abiertas para pedir una del Programa Europeo LEADER + y otra de la Dirección General de Turismo de Gobierno de Navarra.

Todos los astros se alinearon en el verano... llegaron las resoluciones de concesión de las ayudas y la maquinaria para organizar aquellas I Jornadas Medievales y de Oficios de Antaño aceleró su ritmo. 

Recién terminadas las Fiestas de agosto se planteó hacer una reunión abierta con todo el pueblo. Luis Mari presidió, sorprendido de la respuesta ciudadana; con más o menos convicción. La gente, los grupos, las entidades empezaron a implicarse, a comprometerse... cada uno fue asumiendo una misión, Pablo y Begoña implicaron a los chicos y chicas del Colegio en la elaboración de banderines; Cristina Iso y Martín recorrieron toda Navarra repartiendo publicidad; se marcó un recorrido que tenía que llegar hasta la calle del Cierzo; Miguel se comprometió a tener las iglesias abiertas para las visitas y durante todo el tiempo que hubiera actividad el sábado; la Coral y la Txaranga ensayaron especialmente para aquel fin de semana; hubo que convencer a Kabila de que los puestos se tenían que repartir por todas las calles... "hasta arriba"... unas jovencísimas Alicia, Cristina y Sheila aprendieron y ensayaron el guión para las visitas. El Secretario nos perseguía para que no nos excediéramos con los gastos...

Luis Mari, como a el mismo le gustaba recordar cada año por estas fechas, aun estaba "un poco frío y tenía sus dudas" pero dejaba hacer. En los primeros días de aquella semana, se sorprendía ante cada entrevista en la radio, ante la llamada de los periódicos... las concedía e inmediatamente me llamaba para contarme que había hablado con tal o cual periodista y terminaba con un "...al final vais a tener razón y es una buena idea".

Empezaron las Jornadas,  las primeras actividades del jueves y el viernes fueron un ensayo general, para "los de casa"... pero se iba caldeando el ambiente entre los que iban acudiendo a una y otra cita, hasta que llegó la charla, y la sala del Colegio se llenó completamente. Luis Mari empezó a sonreir. Al terminar esa primera jornada, en uno más del los encuentros de organización en el Frontón,  nos confesó cómo le había gustado la actividad sobre todo por ver a tanta gente (96 contó) de todas las edades, gente que no acudía nunca a otras actividades ... y terminó, prudente... "A ver cómo va mañana"...

Y, llegó el día grande... 

A las 10 de la mañana había un ir y venir de personas preparando cosas... Luis Marí dando vueltas por todas partes, casi tan blanco como su camisa, serio... recibiendo, saludando a unos y a otros... a los de casa y a los de fuera...  
A Andrés, como Presidente de los Jubilados que se iba a Casa Navarro para acompañar a Gregorio en las magnificas explicaciones que dieron del trujal, de cómo se trabajaba la oliva, de cómo se hacía aceite... 
A Jesús Juanto, que venía a montar la herrería con la fragua en el pueblo donde aprendió el oficio de herrero. 
A Jacinto que instaló un taller-exposición con sus bellas tallas y obras de boj. 
A los niños y niñas de Aibar que, ilusionados, le mostraban cuál era exactamente el estandarte que cada uno había confeccionado. 
A los pintores de Aibar, a sus compañeros de la Coral, a los miembros de la Txaranga. 
A los socios de la Baja Montaña-Mendi Behera que abrieron la Taberna para ofrecer la comarca en deliciosos bocados... 
A los artesanos y a los productores que venían de fuera pero, especialmente, a los que montaron sus puestos siendo del pueblo... las bodegas, las panaderías, Flores Lorea, las carnicerías... 
A los expertos del pueblo que iban a enseñar a hacer sogas, a prensar vino... 
... todo el mundo salió a la calle, todos vinieron a la cita... y él como Alcalde les recibía encantado, agradecido.

A las 11 hs, de una mañana radiante, Luis Mari también empezó a recibir y saludar,  a los vecinos que se asomaban a la fiesta y a los que vinieron de otros pueblos a disfrutarla... y su sonrisa empezó a crecer y crecer...

A lo largo del día, nos cruzamos varias veces por calles y callejas, y su escueto mensaje de saludo era ... "es increíble", "es fantástico"...

Al caer la noche, estaba eufórico,  exultante, feliz ... orgulloso y encantado con los comentarios de muchas de las personas de fuera que confesaban, entre otras cosas, haber descubierto un Aibar nuevo más allá de la plaza...

Y sobre las nueve y media de la noche nos fue citando en el Bar del Frontón... cuando llegamos nos abrazó, a Cristina, a Victorino, a Martín, a mí,... a todo ese primer equipo al que "nos dejó hacer" , en un brindis de celebración nos confesó emocionado que él, "al principio no estaba muy convencido" pero que había sido "incomparable"...

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Luis Mari dejó de ser alcalde con las elecciones del año siguiente, pero nunca faltó ilusionado a los Medievales. 

Cada año, nos fuimos encontrando y brindando por el éxito del evento y sobre todo, recordando aquella emoción contagiosa, el espíritu de la fiesta compartida y  como el alma de la Villa se agitó en todos los rincones del casco antiguo aquel cálido otoño de 2002.

Echando la vista atrás, creo que aquellos primeros medievales, fueron posibles gracias al elegante y prudente estilo de Luis Mari como Alcalde, a esa manera de "dejar hacer" , de respetar a los demás y asumir sus maneras de ver las cosas y a esa enorme humildad para dejarse convencer. y contagiar... también así era Luis Mari Burguete.